Estamos constantemente bombardeados con publicidad sobre las famosas dietas milagro donde nos hacen creer que perderemos todo el peso del mundo sin esfuerzo y en un tiempo récord. Pero la realidad es muy distinta, ya que 8 de cada 10 personas vuelven a subir de peso. Además, cuando ocurre esta subida de peso, no solo se ve afectado nuestro cuerpo sino también nuestra autoestima.
Aunque sabemos que las dietas milagrosas no funcionan seguimos aferrándonos a creer que si lo hacen. Queremos una solución a nuestro problema y la queremos rápido. Pero en el mundo de la pérdida de peso no funciona así. El peso no se puede controlar como si fuera un comportamiento, el apetito está controlado por las hormonas y nuestro cerebro, y además nuestro cuerpo se resiste a perder peso.
La consecuencia de estos pensamientos hace que a las personas con obesidad les cueste mucho más llegar a perder peso, y que estos fracasos conlleven a un deterioro de su autoestima.
Siempre hemos escuchado que el control de peso se rige única y exclusivamente por la fuerza de voluntad para comer menos y hacer más deporte. Este pensamiento debe terminar. El sobrepeso es una enfermedad y son muchos factores los que afectan a su control.
¿Cómo afecta todo esto a nuestra autoestima?
Según el diccionario la autoestima es el aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo, pero si buscamos la definición de la OMS dice que es un estado completo de bienestar y que tiene en cuenta tanto el aspecto social como el físico o el psicológico. Es en esta definición donde vemos cómo todos estos pensamientos pueden afectar gravemente nuestra autoestima.
En la sociedad actual se sigue viendo el tamaño del cuerpo como algo realmente importante y debemos intentar cambiar este concepto. El tamaño de nuestro cuerpo no define quienes somos. Debemos fomentar un peso saludable y sobre todo una pérdida de peso gradual y sostenida.
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