Tu hijo te comenta que ve borroso lo que la profesora escribe en la pizarra de clase. Sin embargo, al acercarse lo ve con claridad. Aunque habrá que confirmar el diagnóstico con un oftalmólogo, posiblemente tu hijo tenga miopía. Has tenido suerte de que se lo hayan detectado a tiempo, ya que las estadísticas muestran que uno de cada tres casos de fracaso escolar está relacionados con problemas de visión. La mayoría de los padres no lo saben y buscan la explicación en otros factores como la falta de atención o problemas de aprendizaje.
La visión es uno de los sentidos más importantes para un niño, ya que el 80% de lo que aprenden es a través de ella. En España hay un 25% de niños con problemas de visión, muchos de ellos no diagnosticados. El sistema visual de las personas completa su desarrollo entre los 6 y 8 años de edad, por lo que es muy importante realizar revisiones periódicas, ya que la mayoría de los problemas tienen solución con un diagnóstico precoz.
¿Qué revisiones debo hacerle a mi hijo?
Un informe de la Revista de Salud Pública de España recomienda para revisiones de la visión:
- A partir del primer año: revisar el alineamiento ocular y ver si hay alguna enfermedad genética o hereditaria.
- Entre los 3 y 4 años: además del alineamiento ocular, se mide agudeza visual. Se evalúa el desarrollo de la visión del niño.
- Entre los 5 y 7 años: toca descartar ambliopía (ojo vago) y se evalúa el desarrollo visual.
- A partir de los 7 años: valoración de la binocularidad, los movimientos oculares, la refracción visual, la sensibilidad al contraste y las habilidades de percepción visual.
- A partir de los 8 años: es aconsejable visitar al oftalmólogo al principio y fin del ciclo escolar.
Además, lleva a tu hijo al especialista si notas los siguientes síntomas:
- Se aproxima mucho para ver la televisión.
- Se frota los ojos para ver algo lejano.
- Tiene dolor de cabeza frecuente y los ojos cansados.
- Parpadea continuamente.
- Dice que tiene visión doble.
- Se tropieza con frecuencia.
- La lectura deja de ser una actividad placentera y, además, tiene dificultad para leer a distancia.
- Sensibilidad a la luz.
- En el caso de los bebés, cuando no siguen con la vista el rostro de quien les habla.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes de visión?
Ambliopía: conocida como “ojo vago”, es la disminución de la agudeza visual de origen funcional. El niño ve de manera borrosa. La padecen alrededor del 3% de la población escolar. Generalmente se soluciona con gafas, pero si no se trata de manera precoz, puede dejar un defecto visual permanente.
Hipermetropía, miopía y astigmatismo: básicamente el primero implica ver mal de cerca, el segundo ver mal de lejos y el tercero no ver con definición adecuada (visión borrosa). Se suele solucionar con las gafas, lentes de contacto o con cirugía refractiva.
Estrabismo: cuando un ojo dirige la mirada a un objeto y, el otro se desvía en una dirección diferente (comúnmente conocido como bizco). Se soluciona con gafas especiales y ejercicio visual. Si con estas medidas no se corrige, se puede recurrir a la cirugía.
¿Se pueden prevenir los problemas de visión?
Aunque en muchas ocasiones no se pueden prevenir, hay medidas útiles para evitar males mayores.
- Revisiones anuales.
- Que no abusen del uso de las pantallas (móviles, tablets, televisores, etc.)
- Hacer ejercicios, como por ejemplo, que cada 20 minutos de televisión, descansen 20 segundos (parpadear 20 veces alejándose del aparato).
- Mantener una buena postura frente al ordenador para evitar el efecto lumínico.
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*Contenido validado por el equipo médico de mediQuo.