Según la OMS, la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. Los datos que tenemos antes de la pandemia por coronavirus es que más de 300 millones de personas han sufrido depresión, principal causa de discapacidad en el mundo.
Fuente del riesgo y Factores de riesgo
Los factores recogidos en el cuadro 1 no son exhaustivos, pero sirven para ilustrar la gran variedad de elementos que pueden contribuir a los problemas y a los trastornos de salud mental.
Estudios recientes en Salud Mental
El comité experto del Consejo General de la Psicología de España, tras el estudio del malestar psicológico derivado de la COVID-19 apuntan que los efectos más frecuentes han sido la depresión grave, la ansiedad o una mala calidad del sueño.
- El 40% de los encuestados presentó síntomas graves o moderados de depresión, esto incluye la falta de interés o el decaimiento.
- El 30% afirmó problemas de ansiedad como nerviosismo o preocupaciones recurrentes como consecuencia de la pandemia.
- El 41% informó que dormía menos horas que las habituales que dormía antes de la pandemia.
- El 36% señaló que ha dedicado menos horas de actividad física como consecuencia de la situación.
El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud junto con la Universidad Autónoma de Barcelona han encuestado a 20.000 trabajadores (entre ellos, activos, autónomos y trabajadores en ERTE) en el contexto de la COVID-19 y resaltan como conclusión el empeoramiento de la salud mental de la población trabajadora.
- El 55% mostró un riesgo elevado de padecer problemas mentales. El porcentaje de personas con riesgo de mala salud se ha doblado respecto a la encuesta anterior de 2016 que fue de. 24%
- El 37% considera que su estado de salud empeoró en relación al que tenía antes del Estado de Alarma.
- El 42% afirmó que tiene problemas para dormir.
- El 22% señaló que ha consumido tranquilizantes, sedantes o somníferos. Más de la mitad son nuevos consumidores y uno de cada tres de los que anteriormente ya consumía ha aumentado la dosis o ha cambiado a un fármaco más fuerte.