Cómo nos sentimos puede hacer que comamos más o menos. Existe un tipo de alimentación, denominada alimentación emocional, que es cuando comemos más en respuesta a algún evento o estado de ánimo. Las situaciones de estrés, las preocupaciones, y la tensión o ansiedad se relacionan con el hecho de comer para tranquilizarnos.
Existen muchas razones por las que ganamos o perdemos peso y cómo nos sentimos es una de ellas ya que el cuerpo y la mente están profundamente conectados. Es normal y humano no estar siempre feliz y relajado y es por ello que todos tenemos nuestras formas de aliviar nuestros sentimientos. Algunas estrategias para luchar contra ciertos sentimientos van desde fumar, beber, comprar compulsivamente o, en el caso que queremos tratar, comer más y/o peor. Usar los alimentos para lidiar con situaciones difíciles es una estrategia que en el corto plazo puede funcionar pero que si continuamos en el tiempo, puede convertirse en otro problema, el sobrepeso y la obesidad.
La alimentación emocional
Cuando convertimos algo en un hábito que no es saludable, puede convertirse en una adicción porque una vez desarrollado el hábito lo incorporamos a nuestra rutina. Por eso, las personas que recurren a la alimentación emocional lo viven como una adicción y se convierte en un círculo vicioso, comen para aliviar las emociones pero luego se sienten mal por ello.
A este círculo vicioso podemos sumarle también que las personas con obesidad sufren experiencias negativas de forma recurrente por parte de la sociedad. Se sienten rechazados o no reciben el apoyo o comprensión necesarias de sus seres queridos.
Cómo afrontarlo
El primer paso es descubrir que nos provoca estos sentimientos negativos, a veces solo con saber de dónde vienen ya genera cierto alivio. A veces, hacer pequeños cambios en nuestra vida o en la forma en la que pensamos tiene impacto positivo en nosotros y, por lo tanto, en nuestro bienestar.
La ayuda externa es muy útil para poder poner perspectiva y que te ayuden a ver las cosas desde otro punto de vista porque si nos encontramos en una espiral negativa esto puede nublar nuestro juicio y nos dificulta ver las posibles salidas. Puedes contar son amigos, familiares o con ayuda profesional de un psicólogo.
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