A principios del embarazo, las secreciones del cuello uterino crean una barrera que aísla el útero, el tapón mucoso. Este construye una barrera físico-química e inmunológica, es decir, protege el bebé de posibles infecciones.
Esta sustancia de consistencia similar a un gel que suele ser transparente, amarillento o marrón, que a veces aparece teñida de sangre, con tonos rosáceos o rojizos.
¿Cuándo se expulsa?
La expulsión del tapón mucoso tiene lugar en la fase previa al parto, este puede producirse en horas o días o incluso semanas y se produce cuando el cuello del útero se empieza a dilatar.
Lo más común es expulsarlo entre las 37 y 42 semanas y, puede llegar a suceder durante el trabajo de parto.
Normalmente, las madres primerizas no dilatan activamente hasta que comienza el parto. Se puede expulsar poco a poco, en forma de un flujo vaginal intenso que dura varios días y parece clara de huevo o bien que salga todo de una vez, en un solo coágulo gelatinoso, que puede tener hilos de sangre.
Expulsión antes de tiempo
Cuando el tapón sale en una fase inicial del embarazo, generalmente no es señal de algún problema, el cuerpo vuelve a producir un nuevo tapón. En todo caso se debe informar a la ginecóloga o matrona para descartar que no se trate de un parto prematuro.
Qué hacer después de la expulsión
Una vez expulsado el tapón, se recomienda estar atenta a posibles indicios de un parto inmediato como contracciones o rotura de la bolsa amniótica.
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