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¿Cómo funcionan los nuevos medicamentos para la obesidad y quién los fabrica?

La obesidad y la diabetes tipo 2 han alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, afectando a millones de personas y representando enormes desafíos para los sistemas de salud. En respuesta, la industria farmacéutica ha lanzado una nueva generación de medicamentos que están revolucionando el tratamiento de ambas condiciones. Fármacos como Wegovy, Ozempic y Mounjaro han captado la atención de pacientes, médicos y medios de comunicación, ofreciendo no solo una pérdida de peso significativa, sino también la mejora de condiciones metabólicas asociadas.

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Ozempic Saxenda. El tratamiento farmacológico efectivo para perder peso MediQuo, Clínica de pérdida de peso

En este artículo, exploraremos cómo funcionan estos medicamentos, cuáles son sus diferencias, y qué farmacéuticas están liderando esta revolución en la lucha contra la obesidad y la diabetes. Además, analizaremos los retos y el futuro de estos tratamientos en el mercado.

¿Qué son los análogos de GLP-1 y cómo funcionan?

Los medicamentos como Wegovy y Ozempic pertenecen a una clase de fármacos conocidos como análogos de GLP-1. Estas moléculas imitan la acción de una hormona llamada péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), que es producida por el intestino en respuesta a la ingesta de alimentos. ¿Qué hacen exactamente? Estos fármacos tienen múltiples efectos:

  • Estimulan la secreción de insulina en el páncreas, lo que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre, algo fundamental para las personas con diabetes tipo 2.
  • Retrasan el vaciado gástrico, lo que provoca una sensación de saciedad prolongada y reduce el apetito.
  • Envían señales de saciedad al cerebro, ayudando a las personas a consumir menos alimentos sin sentir hambre constante.

Estos efectos combinados los convierten en una herramienta poderosa para el control de la obesidad y la diabetes. No obstante, su administración mediante inyecciones y el costo elevado han generado debates sobre su accesibilidad, especialmente a largo plazo.

Victoza y Saxenda: Los pioneros en el tratamiento de la obesidad

La primera gran incursión en este tipo de tratamiento fue con el fármaco Victoza (liraglutida), desarrollado por la farmacéutica danesa Novo Nordisk. Este medicamento, aprobado para la diabetes tipo 2 en 2009 (Europa) y 2010 (EE.UU.), mostró rápidamente su efectividad para controlar el peso en pacientes. Con esta base, Novo Nordisk lanzó Saxenda en 2014, el primer análogo de GLP-1 aprobado específicamente para la pérdida de peso.

Ambos fármacos ayudaron a muchas personas a controlar su peso, pero tenían un inconveniente importante: debían ser administrados a diario, lo que resultaba incómodo para muchos pacientes. Esta limitación motivó a Novo Nordisk a desarrollar nuevas soluciones, lo que llevó al siguiente gran avance.

Wegovy y Ozempic: La nueva generación de fármacos para la obesidad

En 2017, Novo Nordisk lanzó Ozempic al mercado, una evolución de su molécula anterior, pero con la ventaja de que solo requiere inyecciones semanales. Originalmente aprobado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, Ozempic comenzó a ganar popularidad también como una opción eficaz para la pérdida de peso, en parte gracias a la promoción en redes sociales y su éxito en ensayos clínicos.

Este éxito llevó a la aprobación de Wegovy en 2021, que es esencialmente el mismo fármaco (semaglutida), pero aprobado específicamente para tratar la obesidad. Lo más notable de Wegovy es su capacidad para provocar pérdidas de peso significativas en pacientes, además de ayudar a prevenir complicaciones cardiovasculares en personas con sobrepeso y obesidad, tras su aprobación en 2024 para este uso específico.

Mounjaro y Zepbound: La competencia llega con fuerza

El gigante farmacéutico estadounidense Eli Lilly ha lanzado su propia innovación en el tratamiento de la obesidad con el medicamento Mounjaro (tirzepatida). Aprobado en 2022 para la diabetes tipo 2, Mounjaro no solo actúa sobre los receptores de GLP-1, sino que también incluye una segunda hormona llamada GIP (péptido insulinotrópico dependiente de glucosa), lo que potencia sus efectos y conduce a una mayor pérdida de peso en comparación con los análogos de GLP-1.

Debido a su éxito, en 2024 se aprobó Zepbound, la versión de Mounjaro dirigida a personas con obesidad, administrada también semanalmente. Los estudios recientes sugieren que Zepbound podría superar incluso a Wegovy en términos de eficacia para la pérdida de peso, lo que ha puesto a Eli Lilly en una posición privilegiada en este competitivo mercado.

Desafíos y futuro de los tratamientos para la obesidad

A pesar de los impresionantes avances, estos medicamentos no están exentos de desafíos. El alto costo de los fármacos sigue siendo un obstáculo, especialmente para los pacientes que deben continuar el tratamiento de forma prolongada. Algunos estudios también muestran que los pacientes tienden a recuperar peso una vez que suspenden el tratamiento, lo que subraya la importancia de un enfoque holístico y continuo en la gestión de la obesidad.

No obstante, la llegada de más competidores al mercado, como Pfizer y Amgen, así como las investigaciones sobre combinaciones terapéuticas más potentes, podrían cambiar el panorama en los próximos años. Se espera que el aumento de opciones farmacológicas fomente una competencia saludable y, eventualmente, una reducción en los costos.

¿Qué podemos esperar en los próximos años?

Con la rápida evolución de los medicamentos para la obesidad y la diabetes tipo 2, estamos ante un cambio de paradigma en la forma en que estas condiciones son tratadas. Los fármacos como Wegovy, Ozempic, Mounjaro y Zepbound han demostrado ser herramientas eficaces no solo para la pérdida de peso, sino también para la prevención de enfermedades crónicas asociadas a la obesidad.

A medida que la competencia entre farmacéuticas se intensifica, es probable que veamos más avances en el diseño de tratamientos más efectivos, accesibles y convenientes para los pacientes. La investigación en curso también apunta a terapias que podrían administrarse con menos frecuencia o incluso en formas orales, lo que facilitaría aún más la adherencia al tratamiento. El futuro del tratamiento para la obesidad parece prometedor, y tanto médicos como pacientes esperan con entusiasmo los próximos desarrollos.

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