La Farmacogenética es la rama de la genética que estudia la acción de los medicamentos sobre las personas, según sus genes.
La Farmacogenética sirve para ayudar a prescribir la medicación más adecuada para cada paciente, en función de sus variantes genéticas, y así minimizar los efectos adversos y la ineficacia de los medicamentos.
El objetivo es poder determinar el efecto que un medicamento puede tener en una persona: si va a conseguir la respuesta terapéutica adecuada y si le producirá efectos adversos.
Todos los medicamentos pueden potencialmente provocar efectos adversos. Es normal informar de esta posibilidad en forma de porcentajes. Por ejemplo, mareos y dolor de cabeza reportados en el 5% de la población. Sin embargo, en la actualidad y con los conocimientos que aporta la Farmacogenética, se podría complementar el enunciado anterior, especificando en base a unos determinados genes y polimorfismos, qué personas son las más predispuestas a sufrir los mareos y el dolor de cabeza.
Una vez identificados los pacientes que presentan la variante genética, se les puede buscar un medicamento alternativo a estos pacientes que sea igualmente efectivo, pero que no le produzcan los efectos no deseados.
Cada persona es genéticamente diferente y por tanto, los medicamentos no sirven igual para todos.
En la respuesta farmacológica a un determinado medicamento intervienen diferentes factores, como son las enzimas encargadas de metabolizar los fármacos, las proteínas transportadoras de fármacos (que facilitan la absorción del medicamento en el intestino, lo llevan a sus sitios de acción, como el hígado o el cerebro, y permiten su eliminación), así como las propias proteínas sobre las que actúa el medicamento para hacer su efecto.
Todos estos factores son proteínas, y están controladas por unas instrucciones que están en los genes. Estos genes pueden tener variantes que influyen en cómo se realiza ese control, y afectar a su eficacia terapéutica, sus efectos secundarios y su toxicidad.
Ventajas que aporta la Farmacogenética:
- Disponer de una herramienta para personalizar los tratamientos farmacológicos.
- Optimizar la respuesta terapéutica.
- Acortar el tiempo de tratamiento y reducir las estancias hospitalarias en pacientes ingresados al dar la medicación adecuada para cada paciente.
- Reducir la toxicidad y mortalidad por reacciones adversas a los medicamentos e interacciones entre medicamentos en personas que toman varios fármacos.
- Reducir los costes económicos por medicaciones ineficaces.
- Optimizar la salud y bienestar del paciente.
Los medicamentos y las dosis a administrar dependen de los genes de cada persona: