Son muchas las mamás que dan el pecho, que creen y defienden los beneficios de la lactancia materna. Pero la vuelta al mundo laboral, o la necesidad de realizar otras actividades, o incluso un merecido descanso, hacen que tengamos que buscar métodos alternativos para alimentar a nuestro bebé. Es en ese momento cuando nos asaltan miedos y dudas como por ejemplo, ¿qué biberón utilizar?, ¿se acostumbrará al biberón y después ya no querrá el pecho?
En este artículo hablaremos del método kassing, os explicamos cómo administrar la leche con biberón, de la manera más similar a lo que es una toma de pecho. Se defiende como la forma de dar el biberón que menos interfiere con la lactancia, y se recomienda cuando los biberones pretenden ser algo puntual o temporal.
Pasos a seguir
- Posición del bebé: Colocar al bebé lo más vertical posible (formando un ángulo de 90 grados). No tumbarlo hacia arriba, de esta manera no debe realizar apenas esfuerzo para obtener la leche, cae por gravedad. En caso de administrarlo tumbado también hay más riesgo de atragantamientos.
- Posición del biberón: Colocar el biberón lo más horizontal posible, sin inclinarlo e introducir la tetina lo más adentro posible de la boca del bebé, para mantenerla muy abierta, de forma parecida a lo que lo haría si estuviera mamando del pecho.
- Se recomienda antes de iniciar la toma: activar el reflejo de búsqueda. Es decir, no introducir el bib mejillas para que busque e identifique que va a empezar a comer.
- Hacer pausas durante la toma: Una vez que el bebé está succionando se recomienda hacer pequeñas pausas cada 15-20 succiones (retirando el biberón). Con el objetivo de que perciba la cantidad ingerida y se pueda ir notando saciado. Habrá veces que al retirar el biberón el bebé se quede tranquilo. Entonces no debemos ofrecer más. Pero si sigue buscando, volvemos a iniciar el ciclo.
- Ir alternando de lado en cada toma. Es una manera de simular que se está alimentando de los dos pechos, así se fomenta su desarrollo visual por igual.
Qué biberón se recomienda
El mercado ofrece gran variedad de biberones, en cuanto a forma del envase y tipo de tetina, para facilitar este método:
- El biberón debe ser recto, no curvo, ya que los biberones curvos hacen que la leche caiga con más facilidad y que el bebé se esfuerce menos en succionar.
- La tetina debe ser redonda para asemejarse a la forma del pezón materno. Además, debe ser larga para que pueda tocar el punto en el que se unen el paladar duro y el blando, igual que en la lactancia materna.
Este es un método que recrea las condiciones de agarre y succión de la lactancia materna y lo utilizan muchas mamás que no quieren dejar de dar el pecho, y así poder combinar ambos métodos de alimentación. Sin embargo, como es un método fisiológico, se recomienda que sea el método general para administrar biberones, independientemente de cuál sea el objetivo final: lactancia artificial o lactancia materna. Pues es el bebé quien controla la velocidad y cantidad que ingiere. Minimiza la posibilidad de que el bebé experimente confusión tetina-pezón y permite al bebé mantener un ritmo de succión-deglución-respiración correcto.
Habitualmente los bebés que se alimentan con biberón (ya sea con leche materna o con fórmula), suelen comer más de lo que necesitan.
Esto se relaciona con 2 causas: la velocidad de salida de la leche por el biberón, y que al realizar la toma tan rápido, no “tienen tiempo” de sentir que están saciados, de esta manera podemos saber cuándo el bebé está saciado y, por tanto, no sobrealimentarlo.
La sobrealimentación está relacionada con un mayor riesgo de obesidad en la edad adulta, y por eso, cuando alimentamos a nuestro hijo con biberón, tanto por decisión o por necesidad, lo ideal es hacerlo de la forma más similar al pecho.
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