Aunque pueda pensarse que el sueño es un tiempo perdido, dormir es un estado que implica un modo diferente de consciencia y de funcionamiento corporal. Tal es su importancia que los trastornos del sueño tienen un impacto negativo sobre nuestra salud y bienestar.
La falta de sueño o los malos hábitos de sueño pueden tener impactos negativos en una variedad de funciones esenciales del organismo, como la memoria o la regulación metabólica.
Regulación del Ritmo Sueño-Vigilia
El ritmo sueño-vigilia se considera de la interacción de dos procesos opuestos:
- Por un lado, a medida que pasa el tiempo sin dormir desde que nos despertamos, va aumentando la presión de sueño. Si dormimos durante un período de tiempo normal (6-8 horas) veremos cómo esa presión de sueño se reduce rápidamente. Este proceso se denomina regulación HOMEOSTÁTICA del sueño, y asegura las adecuadas horas de sueño para el adecuado funcionamiento de nuestro organismo.
- Por otro lado, existe un ritmo CIRCADIANO que, en el ser humano y otras especies de animales diurnas, se encarga de favorecer el estado de vigilia durante el día para aprovechar las horas de luz natural y realizar las actividades básicas, y de sueño durante la noche. Este proceso depende de un “reloj interno” que regula la tendencia a dormir de acuerdo a un patrón cíclico.
La sincronía de ambos procesos (regulación homeostática y ritmo circadiano) es fundamental para el mantenimiento de un ritmo adecuado de sueño-vigilia.
Marcapasos circadiano o “relojes internos”
Son las estructuras encargadas de generar ritmos en el organismo con un ciclo aproximado de 24 horas. Existe un marcapasos principal localizado en el hipotálamo y reguladores periféricos localizados en diferentes tejidos y órganos. Este marcapasos principal se ve influenciado por la luz ambiental y manda señales para la producción de MELATONINA, sustancia segregada principalmente durante la fase de oscuridad, promoviendo las actividades que deben producirse durante la noche, como el sueño.
Sociedad y trastornos del sueño
Hace poco más de un siglo que tras la invención de la luz eléctrica artificial se rompió con un patrón ambiental perfectamente cíclico, como era la alternancia entre día y noche con un período de 24 horas, produciéndose un alejamiento progresivo entre nuestro modo de vida y los ritmos ambientales.
Los horarios de trabajo y de ocio se han desplazado hacia la noche, a la vez que aumenta el sedentarismo. Por tanto, no es de extrañar que buena parte de la población esté aquejada de trastornos de sueño, cuya base se encuentra en alteraciones en la cronología biológica debida a estilos de vida inadecuados.
Texto Dra. Sara Márquez, psiquiatra en mediQuo.
¿Hablamos?