¿Te suena lo de cumplir los 30 años y engordar? ¿Te cuesta mucho más perder peso a partir de los 40 ó 50 años? ¿Has engordado a partir de la menopausia? La respuesta general habrá sido sí. Laura Llácer, nuestra nutricionista nos da una explicación simple ante esto.
La energía que gastamos a lo largo del día está dividida en dos: el gasto energético basal o en reposo, es decir, lo que gastamos de base para mantener nuestras funciones vitales, y el gasto por actividad física. Este último es variable, depende de lo activa o sedentaria que sea nuestra vida, nuestro trabajo, si realizamos ejercicio físico o no…depende de nosotros.
Cuando somos niños y hasta la adolescencia nuestro gasto basal es alto, pues estamos creciendo y desarrollándonos física e intelectualmente. Además, de por sí, cuando somos niños nos movemos más, corremos, jugamos…al menos hasta hace poco tiempo. Cuando termina el proceso de desarrollo nuestro metabolismo basal se ve disminuido en un 5% por cada década de años que cumplimos, así hasta los 50 años, cuando esta disminución pasa a ser del 10%. Por eso, no gastamos lo mismo a los 20 que a los 30, ni que a los 60 años.
La solución parece sencilla: si queremos mantener nuestro peso estable y saludable, conforme aumentamos en edad, tenemos que aumentar nuestra actividad física, o disminuir las entradas de energía (comer menos o mejor), o ambas siendo la mejor opción. Pero la realidad es que conforme nos hacemos mayores el peso corporal de la población aumenta y disminuye la actividad física y el ejercicio.
A ello le podemos sumar otro factor: ¿y si llegados a este punto no sólo necesitamos mantener nuestro peso, sino que buscamos una bajada de peso (porque ya estamos en sobrepeso u obesidad)? Entenderéis que la cosa se complica, pues la bajada de calorías ingeridas debe ser mayor y aumentar la actividad física se convierte en algo necesario. Y contra más lo dejemos pasar más se complicará, así que el mejor momento para comenzar a cuidarte siempre es AHORA. Otro plus es que con la menopausia y el cambio hormonal que conlleva, se produce otro escalón que disminuye aun más nuestro gasto energético en reposo.
La teoría parece fácil pero lo cierto es que a la hora de llevarlo a cabo las cosas se complican. Por ello, más vale prevenir que curar, y las recomendaciones van dirigidas a mantener un peso saludable desde jóvenes, a través de hábitos de vida saludables y manteniendo una vida activa. Si de jóvenes aprendemos a comer bien, de mayores nos resultará sencillo compensar y adaptarnos a nuestras nuevas necesidades. Aprender a alimentarse es saber adaptarse!
Si no lo has hecho de joven, te tocará hacerlo de mayor…pero nunca es tarde!
*Contenido validado por el equipo médico de mediQuo.